viernes, 12 de febrero de 2010

Critica de la Autocritica

Este momento es cuando el mismo dedo debería decidir en que letra caer y crear, pero sinceramente, no hay hecho predecible o pronosticable, por el tumulto de sensaciones vacías que anteceden al dedo que esta cayendo sin decidirse. Es la necesidad de escribir, o decir, o mascullar algo significativo, algo que trascienda las partículas mismas del andar cotidiano, o no, ni siquiera eso, algo que acompañe al movimiento visceral que propone un nuevo cambio, un sismo babilónico.
Deberían ser las manos, y no la mente, quien empuje la piedra que rodara cuesta abajo, fluida y elocuentemente, hasta llegar al río con un final liberador o encapsulador de las ideas. Pero las cosas se anteponen y lo impiden, como ahora, la fuerza de este lenguaje disminuye mientras lo hace la fuerza de mi necesidad. Aunque sea quizás que esa fuerza es tan intensa que ya sobrepaso este lenguaje, y tengo que gritar y romper, o pintar con un cuchillo.
¿Será que la nada es siempre más poderosa que sus contrincantes? ¿Por qué aparece la necesidad si antes no está clara su causa?, ¿Por qué no hay una causa legible y entendible que te permita vomitar en el tarro adecuado con los bellos colores de la expresión verdadera? ¿Por que se interponen todas las mierdas conscientes que te impiden crear la belleza o la fealdad sin criticarlo antes de verlo terminado?
Odio (en verdad no), toda esa basura ambulante de raciocinio e intelectualidad que salta en frente del camino de la apreciación pura, que en este momento esta haciendo que frunzas el ceño ante esa palabra. Como si el hecho de hablar de pureza fuera la cursilería copiosa traspasada por siglos de idiotez romántica, absurda y constantemente cuestionada (hoy en día, donde abundan los críticos). Quisiera que esto fuese una especie de carta a mi mismo, donde pudiera expresar todas las cosas que terminan por bifurcar mis pensamientos, pero hacerlo directamente, sin bifurcación alguna.
Pero no puedo, tengo la necesidad de criticar la crítica y la autocrítica, debo vaciar mi ira en otras personas porque a mi mismo terminaría asesinándome. Es obvio que esas otras personas no existen y que no son nadie en particular, pero están ahí flotando, dispuestas a recibir estos alardes de rebeldía contra la rebelión de lo establecido.
Ahora es cuando algún imbécil cree entender que estoy siendo sobrepasadamente intelectual y proponiendo volver a lo establecido, bueno... en parte tiene razón.
Esta critica de la autocrítica va para aquellos (nosotros yos) que se babosean con la diferencia, con la posibilidad de que deformando un poco su parla puedan poner una viga mas en el puente de caminos.
Si no estas hecho para eso, dejáte llevar.
Ahora es también cuando algún otro imbécil critica el dejarse llevar. ¿Y que? Tengo ganas de decirte ¿algún problema con dejarse llevar? Pero esto se esta convirtiendo en un descargue violento mas que en una critica constructiva.
Estoy hecho de palabras pasadas, todo mi idioma lo está, si conjugo tres palabras seguidas en alguna forma que no hayas leído antes vas a pensar que estoy intentando romper con las estructuras; y si conjugo “María te amo” vas a decir que soy un Gil. Y es verdad, soy un Gil, igual que vos y que aquel que se sorprende de lo que esta leyendo.
La verdad es que me importa un huevo que intentes trascender las ideologías criticándome o a los que sacan hits por televisión, pero espero que a vos te importe un huevo cuando te rompa el tabique por hacerte el copado.
Es que se me ha estado hinchando la próstata de tantas habladurías (principalmente las mías) y no he llegado a ninguna conclusión que termine de encerrar la moraleja del asunto. Así que terminé por vomitar este cuajo de bronca contra todos nosotros que dejamos a nuestra taradez culta el momento principal de la apreciación hacia el otro.
Y a cualquiera que termine por odiarme puede lamerme el testículo izquierdo que todavía no ha terminado de descender.