miércoles, 9 de junio de 2010

La Casa Incendio

La Casa Incendio*

ABSURDO. Melancólico atemporal. Un castillo en llamas, las llamas tangibles del infierno. Sensorialmente abrumador.

El escondite de las fluctuaciones del tiempo. El sonido a silencio, el ruido de nada. Los tímidos espíritus quiebran su existencia ficticia para dar paso a las bestias del ello. ESTUPEFEACIENTE.
TIEMPO. Dios Tiempo. Cáscaras de tristeza que se desprenden incansables. Gotas que amortiguan las caídas del sentir. Asfixia liberadora, muerte incesante.

“Y como humildes adoradores del Fuego,
cruzamos las puertas que nos invitaban
a vivir”

BELLEZA. Concepción musical sobre la perfección poética. Música. Música. Música que convierte en absoluto . Información genética adquirida. Psicoadicción a lo bello. Amor a los elementos sensoriales. Visualizar el sonido del abandono. Oscilar hasta encontrar lo irreal. El SENTIDO.

“Nuestros frágiles seres sucumbieron ante
lo sublime del no entender”

PERFECCIÓN. El famélico resplandor de sus cúspides asombra las neuronas y obscurece lo insólito del destino. Maldad que enamora. Visión que duele.

“Como una grotesca animación ancestral incineré
mis células. Y renací, con la Casa en
mis venas”


*Basado En Hechos Reales.
Dedicado a el viejo Jacks Parodi principalmente, que gracias a su Viejo Solar entramos ahí. Al Mexican Chiche, que se estaba dando una pansada y vino igual, y al Charly Charles Pintos, que fué el primero en imaginarnos en hawaii tirados en la playa con toooda la guita. Y a Hoffman (Albert, no Matt) sin lugar a dudas.

jueves, 27 de mayo de 2010

lunes, 10 de mayo de 2010

martes, 4 de mayo de 2010

Fe de Erratas

Donde dice: "una buena guía para que pases tus tiempos de paja por lo menos mirando algo interesante" debe leerse, "una buena paja para que pases tus tiempos de guía mirando algo menos interesante que tu abuela en tanga".

CLUM, CLAP, CLIST

Contorno pertinente, y sagacidad retinal. Tumulto sanguíneo sobre mi-tus pupilas, alrededor. Poros tapados con grasa transpirada. Cataclismos magnánimos. Ríos ácidos. Rompientes violetas. Células apresadas. Maldito esperma. Bendito semen. Sucia erección.
Líquido sexo. Bluc. Egoísta carnal. Turbio.
Manchas aformes se desviven por pudrirse a la orden del Gran Hipócrita. Mitómanos con máscaras de gas. Familia de alienados.
Supresión, tempestad. Devorando canívalmente su carne atroz.
Substituto. Campernesse. Oësterhclum. Indestino.
La composición de mi palabra.

jueves, 15 de abril de 2010

Pedazo de Materia brillante



La genialidad, atravesada siempre por las más adversas dificultades, enfrenta al hombre con la degradante nitidez de su razón. Niega la mediocridad rutinaria de responder a las más absurdas y constantes necesidades humanas de respirar y alimentarse, sublima toda capacidad que existe en el hombre.
Sublevado antiguamente a consumar su ritual diario de permanencia estable y concreta, éste ha delegado la mayoría de las veces el poder extremo que se retuerce en su interior. El miedo y el tiempo han destruido la posibilidad de entender la falta de límites que proveen las arbitrariedades del sistema nervioso.
Sólo de a saltos se ha establecido la necesidad de creer en la metafísica e intermitente aparición de ciertos individuos que exceden la supuesta estructura del potencial humano. Y son estos seres los que reavivan el interés sobre las ciencias o artes, que conllevan a una diligencia total de otros que promueven luego el final avance del hombre. Pero la certidumbre de que estos espontáneos superhombres se reducen a una mínima proporción dentro de una torta gigante de normalidad y costumbre, hace más fuerte la desmoralización y más débil la entrega perpetua a un solo propósito.
¿Será quizás que este reconocimiento y admiración están reservados divinamente para aquellos cuya suerte se desarrolló a través de millones de minúsculas e inexplicables coincidencias, y que desembocaron en un minúsculo e inexplicable pedazo de materia brillante?
Puede que la negligencia, propia de nuestra raza, hacia temas verdaderamente importantes para el animal unido e inconsciente que es toda nuestra raza en sí, haya deteriorado e incluso aminorado su crecimiento natural.
Permanecemos tan encerrados, luego de enterarnos (falsamente) de la falta de especialidad en nuestras vidas que nos permitimos olvidarnos de la evolución orgánica que representa toda nuestra historia. La genialidad no reside en chispazos de inteligencia, sino en el simple movimiento de un axón.

viernes, 12 de febrero de 2010

Critica de la Autocritica

Este momento es cuando el mismo dedo debería decidir en que letra caer y crear, pero sinceramente, no hay hecho predecible o pronosticable, por el tumulto de sensaciones vacías que anteceden al dedo que esta cayendo sin decidirse. Es la necesidad de escribir, o decir, o mascullar algo significativo, algo que trascienda las partículas mismas del andar cotidiano, o no, ni siquiera eso, algo que acompañe al movimiento visceral que propone un nuevo cambio, un sismo babilónico.
Deberían ser las manos, y no la mente, quien empuje la piedra que rodara cuesta abajo, fluida y elocuentemente, hasta llegar al río con un final liberador o encapsulador de las ideas. Pero las cosas se anteponen y lo impiden, como ahora, la fuerza de este lenguaje disminuye mientras lo hace la fuerza de mi necesidad. Aunque sea quizás que esa fuerza es tan intensa que ya sobrepaso este lenguaje, y tengo que gritar y romper, o pintar con un cuchillo.
¿Será que la nada es siempre más poderosa que sus contrincantes? ¿Por qué aparece la necesidad si antes no está clara su causa?, ¿Por qué no hay una causa legible y entendible que te permita vomitar en el tarro adecuado con los bellos colores de la expresión verdadera? ¿Por que se interponen todas las mierdas conscientes que te impiden crear la belleza o la fealdad sin criticarlo antes de verlo terminado?
Odio (en verdad no), toda esa basura ambulante de raciocinio e intelectualidad que salta en frente del camino de la apreciación pura, que en este momento esta haciendo que frunzas el ceño ante esa palabra. Como si el hecho de hablar de pureza fuera la cursilería copiosa traspasada por siglos de idiotez romántica, absurda y constantemente cuestionada (hoy en día, donde abundan los críticos). Quisiera que esto fuese una especie de carta a mi mismo, donde pudiera expresar todas las cosas que terminan por bifurcar mis pensamientos, pero hacerlo directamente, sin bifurcación alguna.
Pero no puedo, tengo la necesidad de criticar la crítica y la autocrítica, debo vaciar mi ira en otras personas porque a mi mismo terminaría asesinándome. Es obvio que esas otras personas no existen y que no son nadie en particular, pero están ahí flotando, dispuestas a recibir estos alardes de rebeldía contra la rebelión de lo establecido.
Ahora es cuando algún imbécil cree entender que estoy siendo sobrepasadamente intelectual y proponiendo volver a lo establecido, bueno... en parte tiene razón.
Esta critica de la autocrítica va para aquellos (nosotros yos) que se babosean con la diferencia, con la posibilidad de que deformando un poco su parla puedan poner una viga mas en el puente de caminos.
Si no estas hecho para eso, dejáte llevar.
Ahora es también cuando algún otro imbécil critica el dejarse llevar. ¿Y que? Tengo ganas de decirte ¿algún problema con dejarse llevar? Pero esto se esta convirtiendo en un descargue violento mas que en una critica constructiva.
Estoy hecho de palabras pasadas, todo mi idioma lo está, si conjugo tres palabras seguidas en alguna forma que no hayas leído antes vas a pensar que estoy intentando romper con las estructuras; y si conjugo “María te amo” vas a decir que soy un Gil. Y es verdad, soy un Gil, igual que vos y que aquel que se sorprende de lo que esta leyendo.
La verdad es que me importa un huevo que intentes trascender las ideologías criticándome o a los que sacan hits por televisión, pero espero que a vos te importe un huevo cuando te rompa el tabique por hacerte el copado.
Es que se me ha estado hinchando la próstata de tantas habladurías (principalmente las mías) y no he llegado a ninguna conclusión que termine de encerrar la moraleja del asunto. Así que terminé por vomitar este cuajo de bronca contra todos nosotros que dejamos a nuestra taradez culta el momento principal de la apreciación hacia el otro.
Y a cualquiera que termine por odiarme puede lamerme el testículo izquierdo que todavía no ha terminado de descender.